El símbolo como representación, convención social, forma retórica de una (supuesta) verdad: cápsula contenedora de significado. O no.
El uso, saturación, reuso, regurgitación, vómito, etc. contemporáneo de símbolos (en cualquiera de sus manifestaciones), vacía en una sobreproducción posmoderna de significados que, después de una redundancia cíclica y reiteración visual/literaria/auditiva (perceptual) muere en un hueco negro, en nada, gracias a la des-sensibilización connatural a la sobreexposición. nadaesnadaesnadaes contiene una mezcolanza de imágenes llenas de alegorías alegóricas (es decir, conscientemente redundantes) y palabras (también símbolos en sí mismas) que, puestas y dispuestas, estimulan (ojalá, digo yo) al espectador a la más subjetiva y polivalente interpretación. Dice todo sin decir nada -¿O no?- valiéndose de elementos recurrentes en mi obra –muerte, sexo, placer, tiempo, impermanencia, violencia, lo oculto, lo sacro, lo absurdo, la nada- y que muy íntimamente demarcan un territorio muy visitado pero jamás conocido en su totalidad.
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