Quienes fotografían lo que aman, hacen la diferencia” Esta frase del desaparecido fotógrafo Harry Callahan, describe en muchos aspectos un proceso creativo eficiente cuando se trata de plasmarnos como artistas en nuestro propio trabajo fotográfico. La fotografía no trata acerca de complejas técnicas de captura y revelado así como tampoco de costosos equipos fotográficos. La fotografía simplemente trata acerca de nosotros mismos, los fotógrafos. La técnica y el equipo son simplemente nuestras herramientas de trabajo. Eloy Mora sorprendió en el año 2012 a una audiencia necesitada de contemplar trabajos fotográficos con identidad propia.
Conocido por muchos por su labor como actor de teatro y televisión, Eloy adoptó la fotografía como un medio visual para expresar sus ideas e intereses dentro del marco artístico que ha caracterizado su trayectoria. Las fotografías de Eloy gozaron de gran aceptación desde un inicio, fenómeno que no es común en nuestro medio. Esto no sorprende a quienes lo conocemos ya que comprendimos en su momento que no estábamos ante un fotógrafo principiante si no ante un artista experimentado. Él encontró la manera de expresarse a través de su cámara con la misma pasión y compromiso que aborda su labor como actor y director de teatro. Eloy comprendió que su cámara era simplemente otro medio para desarrollar grandes ideas a través de un proceso creativo ligado a su vasta experiencia en las tablas.
Eloy Mora ama la fotografía, camino que lo ha llevado a crear interesantes imágenes salidas de su propio corazón. Desafía continuamente las limitantes reglas de composición, iluminación y captura, lo que le ha permitido encontrar su propia cadena de valores estéticos y formales que caracterizan su trabajo. El trabajo fotográfico de Eloy Mora es dramático y sugerente. Sus imágenes, de una estética teatral y cinematográfica, comunican claramente los intereses y las pasiones de su autor. La mezcla de interesantes personajes, grandes ideas y un talentoso equipo de trabajo, crea narrativas que nos trasladan a un mundo cargado de realidades y fantasías en las cuales inevitablemente encontramos una relación con nuestra propia cotidianidad.
Por Gustavo Valle
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