El Domingo en tiempos antiguos, incluso desde la creación del mundo, (según un contexto religioso) ha sido un día designado al descanso, pero sobre todo a la adoración de dios. Sin embargo, su connotación religiosa se ha ido desvaneciendo particularmente en las sociedades modernas, donde el ritmo de vida pesa sobre los individuos y los empuja a utilizar este día para realizar actividades que el ajetreo de la semana no les permite, como pasar el tiempo con la familia o dedicarse a los pequeños placeres del ocio individual. Reflexionar sobre el domingo, es cuestionarse sobre la renovación del tiempo, sobre los ciclos determinados por un calendario; del fin del descanso, y el inicio de una jornada humana.
Este día específico es contradictorio en sí mismo, pues su rol significativo se desplaza entre polos opuestos, como el final o el comienzo de un lapso semanal, que juega también con las contradicciones de ser percibido como aburrido/divertido, triste o feliz según cada situación. Vivir en una sociedad marcada por tiempos pre-determinados, una sociedad del instante, convierte al hombre en un esclavo del tiempo. La fotografía es la lucha contra estos espacios efímeros, es hoy, la obsesión por crear un registro de cada momento que desaparece en segundos.
Para captar la subjetividad del domingo, la estrategia utilizada ha sido la de crear un juego de atmósferas ordinarias que muestran como el hombre se confronta a la repetición, a la cotidianidad de la jornada, con imágenes que dibujan el sujeto a través de experiencias individuales que pretenden confluir al mismo punto: el de universalizar la sensación de este día en particular. La banalidad y simpleza de esta temática no da cabida a una interpretación narrativa del conjunto de imágenes, sino que impulsa una lectura más abstracta y emocional hacia el receptor, al introducirlo dentro de escenas de contemplación que se desarrollan en diversos espacios del mundo, donde lo más relevante es reflexionar en cómo la impresión del domingo neutraliza las diferencias y permite ser un hilo conductor dentro del desafío de una producción colectiva..
El Colectivo Nómada nació en Costa Rica el año 2008 como un medio de fotografía documental independiente. - INTEGRANTES: Adrián Arias, Leonardo Goyenaga, Priscilla Mora, Gabriela Téllez, José Díaz, Camille Zurcher, Tonatiuh Cabello .
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