Piel a Piel

Cintia Ridao | San Juan

El hombre a lo largo de toda su existencia necesitó del cariño, del abrazo, de la sonrisa, de la mirada. La verdadera tragedia que sufre hoy reside en su separación, distanciamiento y la desvinculación del otro.

Cuando nace un bebé ingresa a un mundo luminoso, extraño y desvalido; necesita del tibio nido de los brazos de su madre. Con la lactancia comienza la primera comunicación, a través del contacto piel a piel. En ese abrazo se inicia un intercambio amoroso, silente y nutricio, donde se reconocen y disfrutan de los primeros intercambios de emociones y percepciones.

El bebé reconoce el latido de su mamá, su aroma, su mirada. Ella, como nadie en el mundo, le brinda amor y seguridad. Al mismo tiempo, cuando ella se aleja, el bebé evidencia enojo, inseguridad, tristeza, impotencia y depresión, entre otras emociones negativas. La mamá se siente frustrada, impotente y desplazada de la función materna. Los bebés que aparecen en estas fotografías se encuentran dentro del servicio de neonatología, área de cuidados intensivos. Una vez que superaron su estado crítico de salud, deben continuar internados hasta completar su desarrollo y obtener su alta médica. Este ensayo fotográfico intenta plasmar algunas de las situaciones cotidianas que viven las familias en este contexto.

Un trabajo reflexivo e introspectivo en el que afloran sentimientos encontrados en lugares sólo conocidos por quienes tuvieron que enfrentarse a ese transe. Fomentar el apego, el contacto piel a piel en el área de cuidados intensivos deja como resultado mejoras en el lazo materno filial, desarrollo emocional y la ganancia de peso, esto obedece al llamado: método mama canguro. Ciudad de San Juan. Hospital Rawson. Servicio de neonatología. Área de cuidados intensivos. 2014