Este proyecto surge del deseo por vincular dos pasiones en mi vida: la fotografía y la literatura. La unión de fotos y cartas es el eje por medio del cual quiero hablar y hacer hablar a las personas en mi trabajo. El espectador se enfrenta al trabajo final como una mezcla de foto y texto, en el que ve la prosa superpuesta a la imagen. Justo ahí empieza un dialogo interno junto con el retratado –podemos imaginarlo con su propia o inventada voz, repitiendo cada una de las palabras que sirven de puente para expresar algo-.
“Correspondencias” consiste en pedir a diferentes hombres y mujeres que escriban una carta, el tema es abierto y el destinatario también.
El requisito es que la carta esté escrita en una hoja blanca, tamaño carta, sin cuadricula o rayas, con tinta negra. Después de escribir la carta, las personas se comunican conmigo, hacemos el retrato durante el día para aprovechar las luz natural, justo después de que el retratado lee la carta me interesa capturar el momento en que voltean a verme al terminar la lectura. La intención de hacer la fotografía en ese momento (justo cuando terminan de leer su carta) es muy simple, pero de gran importancia para la obra. La mirada dice mucho de lo que somos y estamos sintiendo, por eso la foto se hace justo en ese instante, pues pretendo capturar en la mirada parte del sentimiento que se tenía al estar escribiendo, es la pieza que cierra el circulo. Navego por el mar de la nostalgia y es a través de este sentimiento y del genero epistolar, que busco recuperar la magia de lascorrespondencias, de sus revelaciones inesperadas, de voces singulares, de franquezas calcinantes.
Desde hace tiempo desapareció el placer que convertía a las misivas en retratos del alma y por lo mismo, por el relegamiento, es ahora cuando conviene poner en relieve la importancia de las cartas. Es así como he llegado a la intimidad de los retratados, ganándome su confianza para poder entrar a sus pensamientos. La técnica que empleo es fotografía con cámara réflex digital, luz natural, finalmente a través de manipulación digital superpongo las cartas sobre los retratos. La libertad para escribir dio pie a que los retratados no se limitaran a un destinatario concreto, ya que una amiga había escrito a si misma, otra a una idea de ella en un futuro, otra a la vida, etc. entonces el proyecto tomó un giro transformándose en una pieza que también describe íntimamente al retratado. Busco que las personas se abran a sus sentimientos y expresen aquello que necesita ser exteriorizado.