Cada paso es la construcción de un sueño que nunca se cumple: la promesa de la loma santa. Cada paso aumenta las llagas y las ampollas que quedaran como las cicatrices de una lucha que nunca termina: la defensa de la casa grande. Las banderas se yerguen altivas simulando el orgullo que llevan en sus corazones.
No hay sed que queme tanto las gargantas, no hay hambre que lacere tanto las paredes estomacales como esa sed de justicia y el hambre de esperar que algún día puedan ver consolidados sus derechos territoriales.
La marcha lleva su VIII episodio. La marcha no excluye a nadie, hay mujeres, hombres, jóvenes, señoritas, niños y niñas… ancianos, ancianas y los fantasmas de los antiguos guiando el caminar pausado de los héroes en defensa de la madre tierra, de la casa grande, del porvenir de las generaciones futuras. Al final todos respiraremos o dejaremos de respirar el aire puro de los pulmones de sus territorios…Cada paso es señal de resistencia, cada paso es el contrapoder que quedará sellado en el indomable arcoíris del suelo boliviano.
¡Viva la VIII Gran Marcha de los Pueblos Indígenas de Bolivia! Gritan a su paso las grandes columnas que dan vida a esta serpiente conformada por los 36 pueblos indígenas originarios de Bolivia.
Sus gargantas gritan con la voz de sus territorios, sin desnudar su cansancio… los días se van, las noches interminables se siembran de zozobra hasta el día fatal de la maldita represión… otra vez el poder sordo a los reclamos, otra vez el poder ciego ante los firmes pasos que caminan hacia la autodeterminación de sus pueblos… Bolivia se estremece, Bolivia otra vez se piensa a si misma… Bolivia, otra vez Bolivia… Los pueblos rearticulan su marcha, rearticulan la esperanza, rearticulan la luz ante la oscura realidad de quienes dirigen un estado sin naciones… donde están ellas? Están de pie, en la sinuosa carretera… son el verdadero estado plurinacional en movimiento…
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