Santiago es una ciudad que hoy se ha vuelto ciega y sorda a la violencia y por la violencia.
Este Santiago es producto de situaciones que subrepticiamente han ido escribiendo su historia, pero que ahora nos encaran a rostro descubierto.
Santiago se ha convertido en el espacio de reunión de todos los que se sienten defraudados por un país que les dio la espalda, que los dejó huérfanos, y que no ha querido reconocer los verdaderos hechos.
Ese Santiago hoy día sufre a diario una confrontación entre estudiantes y el estado, entre trabajadores y el estado, entre minorías y el estado.
Y Santiago ha pasado de ser una linda postal turística, a un espacio de rebeldía y represión, compromiso e indiferencia.
Este es el Santiago de hoy: El de los rebeldes y el de los oídos sordos, el de la lucha y el desconcierto...
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